Ser la farmacéutica del barrio hace que conozcas a tus pacientes / clientes, que conozcas sus vidas, a sus familias, sus alegrías y sus problemas. Eso a veces puede ser una ventaja o una desventaja. Hoy me he enfrentado a una vicisitud con relación a esto, con un paciente habitual al que llamaré Pedro.
Pedro tiene unos 38 años y es un buen tío, pero en algún momento de su vida, hace ya muchos años, la droga se cruzó en su camino. Ha tenido más suerte que muchos de sus compañeros de batalla de esa generación. Pedro tiene una familia detrás que se preocupa y procuran por él. Ha estado en centros de rehabilitación y ha pasado temporadas limpio. Ahora está en un programa de un hospital de Barcelona desde donde le administran toda la medicación que necesita por las secuelas que la droga a dejado en él.
Pero quien tuvo retuvo y esa mancha negra le sigue persiguiendo y le cuesta muchísimo mantenerse fuera de todo esto.
De vez en cuando Pedro llega con recetas firmadas por un médico de la seguridad social con medicación que yo sé que no entran dentro de las prescripciones que le da el médico que le lleva su adicción. Y que sé que su familia tampoco lo sabe.Yo entiendo a ese médico de la ss, entiendo que lo más fácil es claudicar y recetarle lo que él le pida sin hacer preguntas y sin plantearse que no le esta haciendo ningún favor. Yo también he claudicado alguna vez, aun y saber que hay una familia detrás sufriendo.
El miércoles estaba yo hablando con mi padre por teléfono sobre las recetas que le habían dado y me estaba mareando con ellas, entró Pedro a la farmacia y le dije "un segundito Pedro, la familia que me atabala" y me contestó "trátalos bien que la familia es lo mejor que hay". Desde el miércoles que le daba vueltas a la cabeza y pensaba en hablar con él.
Esta mañana ha venido a pedirme una medicación y me lo he llevado a la rebotica para hablar con él. Yo sólo le he dicho que si quería se la daba, pero que era consciente de que no le estaba haciendo ningún favor, casi podía ver al mini demonio en el hombro derecho y al angelito en el hombro izquierdo, “gracias Maite aprecio el gesto de que te preocupes, no me lo des. Bueno dame esta y ya está, no, no, tienes razón no me lo des, pero es que luego...”
No se la ha llevado y se ha ido con un sabor agridulce entre agradecimiento y pensar que sus 38 tacos otra persona más le esta diciendo lo que tiene que hacer. En el fondo sé que me lo agradece, pero sé que volverá y me lo volverá a pedir, quizá intente volver a convencerlo.
Pedro es un buen tío.
Cuelgo una canción de The Verve que versionó Ben Harper: “The drugs don’t work”. Las dos versiones me parecen geniales así que ahí van las dos. En la versión de The Verve el video se titula "drugs make you ugly" son fotos de gente enganchada a la meta, en su primera detención por la poli y unos meses más tarde, muy duro.
BEN HARPER
THE VERVE
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